jueves, 26 de marzo de 2020

Tema 5. LA DOMINACIÓN EUROPEA DEL MUNDO.

Un saludo chicos/as, ¿qué os pasa?¿No sois capaces de hacer un pequeñísimo vídeo con las manos sobre el marxismo?  Lastima, os creía más imaginativos.

En fin, volvemos a nuestros temas... 

Con esta entrada comenzamos el cinco, que tiene por título La dominación europea del mundo

Desde comienzos de la Edad Moderna, los europeos ya nos habíamos lanzado a la conquista colonial. España había descubierto y colonizado la mayor parte de América, Portugal había llegado y establecido colonias en Asia; también Inglaterra, Francia y Holanda había hecho lo propio.  Entonces, ¿por qué hablamos ahora de dominación Europea del mundo? Pues, básicamente por dos razones: la primera, porque esas relaciones de dominio se generalizan por todo el planeta, también África y Oceanía; la segunda, porque muchos más países europeos participan en la aventura: Bélgica, Alemania, Italia... 
¿Y qué es lo que generó en estos momentos el interés por colonizar? Pues básicamente la Revolución Industrial y, más concretamente, la Segunda, cuyas empresas crecieron tanto que necesitaron nuevos mercados donde vender sus productos y comprar materias primas baratas para ser competitivas y seguir creciendo; además, los intereses políticos, demográficos y culturales de las grandes potencias europeas favorecieron el fenómeno.

A lo largo del tema estudiaremos, por tanto, eel Imperialismo y las relaciones internacionales desde 1870, cuyas consecuencias desembocarían en la I Guerra Mundial. 

IMPERIALISMO Y COLONIALISMO.

CONCEPTO.

Desde sus orígenes hacia 1840, el término imperialismo es uno de los más complejos de definir. Primeramente, hay que hacer una distinción entre el sentido político del mismo, que designa cualquier extensión de influencia política, económica y cultural fuera de las fronteras nacionales, y el sentido sujeción y explotación que se confunde frecuentemente con el de colonialismo. Con el fin de precisar los conceptos, y sólo desde un punto de vista cronológico, podríamos definir el colonialismo como el modelo de explotación mercantilista desarrollado por las potencias europeas durante la Edad Moderna y el Imperialismo como el modelo de explotación industrial, en el que intervienen además agentes extraeuropeos (EEUU y Japón).


LA EXPANSIÓN COLONIAL.

En el siglo XIX, Europa extiende su acción al mundo entero. No obstante, la expansión europea se había iniciado desde finales de la Edad Media, siendo distintos los tipos de acción, los intereses y los resultados de esta expansión en las distintas fases del fenómeno:

- Hasta fines del siglo XVIII. Se produce un colonialismo incipiente al hilo de los grandes descubrimientos de españoles y portugueses, y en menor medida holandeses, ingleses y franceses. Se fundamenta esencialmente en fenómenos de evangelización y mercantilismo.

- Durante el siglo XIX, hasta 1880. Se asiste a una mayor proyección del fenómeno, favorecida por la Revolución Industrial y sus intereses económicos, y por la posición política de países como el Reino Unido y Francia que se fortalecen como potencias coloniales en detrimento de las viejas potencias.- Entre 1880 y 1914. Se alcanza la plenitud del imperialismo. A Francia y Gran Bretaña se suman ahora nuevas potencias europeas como Rusia, Alemania e Italia, y extraeuropeas, como Estados Unidos y Japón. La multiplicidad de competidores, la escasez de tierras disponibles, la movilización pasional de la opinión pública y la presión de factores económicos generalizan el fenómeno y provocan una rivalidad cada vez mayor que desemboca en conflictos mundiales.A partir de este momento las fases se traducen en una desaceleración e inversión –al menos desde el punto de vista político- del proceso.

Causas de la expansión colonial.

Una serie de profundas transformaciones estimularon la expansión europea y las rivalidades entre potencias y han sido utilizadas para explicar el fenómeno:

- Demográficas. Se fundamentan en el crecimiento de la población europea, la emigración y su correlación con el movimiento de capitales.

- Económicas. Se centran en dos aspectos destacados: la búsqueda de nuevos mercados y la búsqueda de materias primas.

- Políticas. Son de tipo estratégico o de prestigio: nacional, para alcanzar el status de gran potencia, o personal, como promoción militar o política de los gobernantes del momento.

- Culturales. Son muy variadas y obedecen a la efervescencia ideológica del momento: la exaltación nacionalista, la superioridad de la civilización europea, la propagación de la fe, la evocación gloriosa de pasados coloniales, la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora y en la proliferación de sociedades coloniales.

- Tecnológicas. Están relacionadas con los avances en el sector del transporte

 Modalidades de colonización.

El establecimiento de una colonia estaba determinado por el desarrollo de una serie de fases, que iban desde la conquista a la explotación, pasando por el modelo de organización establecido en la misma.
La primera fase, de conquista, consiste en la ocupación militar del territorio. La diferencia de potencial bélico entre el ejército invasor y el autóctono –si es que existe- hace que este proceso sea en general muy fácil para la metrópoli, cuando no llega incluso a contar con la colaboración de tropas indígenas.
La segunda fase, de organización, obedece a la necesidad de resolver los problemas que presenta la ocupación, optándose por diversos modelos administrativos atendiendo al territorio o a las necesidades de la metrópoli sobre el mismo:
- Las colonias en sentido estricto eran aquellos territorios en los que la población indígena estaba totalmente sometida a la potencia colonial.
- Los dominios eran específicos del Imperio Británico, se trataba de colonias de poblamiento (emigración desde la metrópoli) que gozaban de un cierto autogobierno.
- Los protectorados eran territorios colonizados donde ya existía un Estado soberano, que la potencia respetaba teóricamente, pues solía ejercer el control militar, la política exterior y la explotación económica.
- Las concesiones eran territorios coloniales cedidos por un estado para la explotación económica de otro desde un punto de vista privado.
La tercera fase, de explotación, resultaba ser la principal preocupación de las potencias. En este sentido se distinguen dos tipos de colonias: explotación, realizada por el gobierno o empresa occidental, de donde se obtienen grandes beneficios, y poblamiento, se establece una gran población blanca que impone su modo de vida a los indígenas.

El colonialismo en el siglo XIX.

El colonialismo europeo de los tres primeros cuartos del siglo XIX refleja una realidad mundial en profunda transformación tras el Congreso de Viena. Ciencia y técnica van a jugar un papel determinante en este proceso. Las exploraciones geográficas renacen a partir del segundo cuarto del siglo, orientadas hacia el Pacífico.
Tras los procesos de emancipación en América Latina y la proclamación de la doctrina Monroe, los ojos de las potencias europeas se trasladaron de escenario. Asía despertará primero un interés creciente y África se convertirá poco después en objetivo de viajeros y científicos. Inglaterra se constituye en la potencia hegemónica del mundo y en la dueña de los mercados exteriores que resultan fundamentales para el crecimiento de la industria británica. Mediado el siglo posee escalas en el Mediterráneo (Gibraltar), la Ruta de las Indias (El Cabo) y la Ruta de China (Singapur); establecimientos comerciales en la costa africana: Sierra Leona y Gambia; colonias de plantación en las Antillas, Honduras y Guayana; colonias de poblamiento en Canadá. Australia y Nueva Zelanda; colonias de explotación en la India (administrada hasta 1857 por la Compañía de las Indias Orientales).
A partir de 1873 y coincidiendo con la Gran Depresión motivada por la crisis de superproducción, el orden establecido se resquebraja y nuevas naciones tratan de acabar con la situación de monopolio que goza Gran Bretaña. Francia consiguió establecer un gran imperio colonial como respuesta a la crisis económica provocada por la derrota en la guerra franco- prusiana de 1870 y favorecido por la política expansionista de Jules Ferry, cuyos objetivos fueron controlar el África mediterránea (colonización de Argelia, protectorado de Túnez y ejecución del Canal de Suez), establecer contacto con China (a través de la formación de la Unión Indochina) y ocupar Madagascar. Alemania, Rusia y Japón siguieron procesos parecidos, la primera en África y las otras dos en Asía. A pesar de ello, Inglaterra continuó con su política imperialista, especialmente tras la crisis de 1882, favorecida por Disraeli, Salisbury y Chamberlain. En todos los casos, los escenarios fueron siempre dos: Asia y África.

La expansión en Asia.

Se desarrolla paralelamente al reparto de África. Con la ejecución del Canal de Suez las rutas septentrionales del Índico adquirieron una importancia decisiva. Además, la apertura de los mercados chinos y el deseo de proteger territorios ya adquiridos estimularon las intervenciones de las potencias.

El reparto de África.

África era a principios del siglo XIX un continente desconocido. Aunque sus costas habían sido exploradas desde la época de los Grandes Descubrimientos, su interior no. Este comenzó a ser conocido a través de esporádicas expediciones científicas y coloniales. Desde este momento, Inglaterra tuvo la idea de formar un imperio que se extendiera de norte a sur, de Egipto a Sudáfrica. Y Francia pretendía extender sus dominios de oeste a este, desde el Sáhara a Eritrea. Estos deseos y lo inexplorado del territorio se convirtieron en una rápida carrera entre los países europeos por incorporar nuevas colonias, provocando no pocas tensiones entre ellos que trataron de resolverse en la Conferencia de Berlín, de 1885.

Las nuevas potencias imperialistas.

En la expansión imperialista participaron también dos estados extraeuropeos: Estados Unidos y Japón. Ambos transformaron profundamente su economía a lo largo del XIX y aunque su posición de primeras potencias sólo quedó consolidada en el siglo XX, defendieron la ampliación territorial de su influencia económica y política.

LAS CONSECUENCIAS DEL COLONIALISMO.

La principal consecuencia que trajo la creación de los imperios coloniales fue el enriquecimiento de las metrópolis, consolidando de paso el despegue industrial y transformando el mundo en un mercado y una despensa para el continente europeo. La economía de las colonias se organizó sin tener en cuenta las necesidades de la población indígena. Es cierto que mejoraron los transportes y se construyeron puertos, carreteras y ferrocarriles, pero sólo con vistas a la obtención de mayores beneficios económicos de la explotación colonial. Se introdujeron las costumbres y formas de vida europeas, mientras que las culturas indígenas fueron, muchas veces, despreciadas o suprimidas.
Hubo aspectos positivos en el colonialismo. Por ejemplo, la introducción de la medicina moderna, que consiguió erradicar enfermedades como el paludismo; la supresión de la esclavitud y la realización de obras de ingeniería tan importantes como los canales de Suez y Panamá. Sin embargo, predominan mayoritariamente los negativos, como la segregación racial, los trabajos forzados, la creación de reservas para confinar a los nativos o incluso el exterminio masivo de indígenas.


LOS CONFLICTOS INTERNACIONALES ANTES DE 1914.

Se pueden señalar cuatro grandes etapas dentro de las relaciones internacionales del mundo contemporáneo anterior a la Primera Guerra Mundial:

1. La Europa de la Restauración (1815-1830).

Iniciada con el Congreso de Viena, tas la derrota napoleónica. Se extiende hasta la caída de los borbones en Francia.

2. La descomposición del espíritu de Viena (1831-1870). Los episodios claves de este deterioro fueron la Guerra de Crimea (1854-56) que enfrenta a las potencias por primera vez desde 1815, y los procesos de unificación (Alemania e Italia) que alteran el mapa salido de Viena.

3. La época de Birmarck (1871-1890). El canciller alemán adquiere el protagonismo internacional tras la guerra franco-prusiana, con un sistema de relaciones con el que se pretendía: el aislamiento de Francia, la supremacía de Berlín y un tejido de alianzas que ligaban a las naciones europeas con Alemania.

4. La Paz Armada (1891-1914). Denominado también Weltpolitik (política mundial), caracterizado por la descomposición de los sistemas bismarckianos y el deterioro de las relaciones internacionales en relación con problemas derivados de la expansión colonial.

Las dos últimas son de importancia fundamental para entender el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial.

La Europa de Bismarck (1871-90).

Las cláusulas del Tratado de Francfort de 10 de marzo de 1871, que ponían fin a la guerra franco-prusiana, resultaban de una gran dureza para el vencido. Se imponían a Francia fuertes indemnizaciones de guerra y los territorios de Alsacia y Lorena se incorporaban al recién unificado Imperio Alemán. Pero estas cláusulas significaban esencialmente que el centro de poder continental había pasado de Francia a Alemania, gracias a la pujanza demográfica, el desarrollo económico, el aumento de la producción industrial y la renovación militar llevada a cabo por el canciller Bismarck para el II Reich.

Los Sistema Birmarckianos.

Mantener la preponderancia y la cohesión del Reich y aislar a Francia serán los objetivos principales del canciller y de su complicado conjunto de alianzas y tratados conocidos históricamente como sistemas:

- El Primer Sistema. Realizado para neutralizar un posible acuerdo francés con Austria-Hungría o Rusia. En 1872 se firma la Entente de los Tres Emperadores (Guillermo I, Francisco José de Austria y el zar Alejandro II), en nombre del principio de mantenimiento de las principales monarquías del centro y este de Europa. Fracasó esencialmente debido a la cuestión balcánica: “guerra ruso-turca”, donde Alemania y Austria apoyaron la causa de la Sublime Puerta.

- El Segundo Sistema. pretende mantener el “statu quo” europeo y reforzar el papel diplomático de Alemania. Se concreta en varias alianzas: en 1879 se firma la Dúplice Alianza, de carácter secreto con Austria. En 1881, se renueva el Tratado de los Emperadores, que garantiza la neutralidad rusa en caso de guerra franco-alemana y de Alemania en caso de guerra anglo-rusa. Y en 1882, la Triple Alianza firmada por Alemania, Austria-Hungría e Italia. En 1885 se produce una nueva crisis balcánica: Bulgaria desea desvincularse de la tutela rusa y se reproducen las tensiones autro-rusas. Firma del Tratado ultrasecreto de contraseguridad, entre Alemania y Rusia, a espaldas de Austria.

- El Tercer Sistema. Se considera una continuación del anterior. En 1887 se produce la renovación de la Triple Alianza (para fortalecer el poder alemán y desagraviar a Austria por el tratado de contraseguridad) y firma de los Acuerdos del Mediterráneo (con Italia, Austria, Gran Bretaña y España, para mantener el “statu quo” mediterráneo): apoyo a Italia en sus pretensiones en el norte de África. Intento de sacar a Inglaterra de su aislamiento. Firma del Tratado de Reaseguro entre Alemania y Rusia.

La paz armada (1890-1914).

La relaciones Internacionales entre 1890 y 1905.

Están presididas por estos nuevos condicionamientos: la superación de la crisis económica de 1873, el aumento demográfico experimentado a partir de 1880, el recrudecimiento de los nacionalismos y la liquidación de la política de Bismarck tras la subida al trono de Guillermo II. Frente a la política de equilibrio anterior, el nuevo Káiser propugna otra de expansión imperialista (Realpolitik)..
Las grandes potencias toman posiciones ante la nueva situación:. Alemania. Inicia un fuerte expansionismo colonial amparado en una potente marina de guerra y en la construcción de ferrocarriles como el Bagdadbahn y el Kiao Chan (China).. Francia. Vive una etapa moderada durante la Tercera República, caracterizada por los escándalos de los sobornos en la compañía del Canal de Panamá y del Caso Dreyfus.
En 1892 se firma la alianza franco-rusa que acaba con el aislacionismo bismarckiano y permite el relanzamiento de la política colonial hacia África occidental, el Sáhara y Madagascar.
Rusia. Inicia su expansión asiática con la revisión del tratado de Shimonoseki (guerra chino-japonesa), que derivará en la obtención de Port Arthur en el Mar de China y de concesiones en Manchuria. El afianzamiento de la presencia rusa en Extremo Oriente terminaría chocando con los intereses de Japón en la guerra ruso-japonesa de graves consecuencias para el imperio zarista, que volvería sus intereses hacia los Balcanes.
Gran Bretaña. Recelosa de la competencia marítima de Alemania, promueve alianzas con sus tradicionales enemigos: Francia (Entente Cordiale, 1904) y Rusia (Triple Entente, 1907).

Las crisis de preguerra (1905-14).

Desde 1900 la expansión de las potencias es motivo de numerosos conflictos:

- En Persia. Construcción del ferrocarril hacia la India. Rivalidad anglo-rusa.- En Asia Menor. Turquía concede una red ferroviaria a Alemania. Rivalidad económica con Francia. Rusia e Inglaterra lo consideran una amenaza militar.

- En Etiopía. Concesión a Francia del ferrocarril entre Djibuti y Addis-Abbeba. Enfrentamiento de intereses con Inglaterra e Italia. Los tres estados se reparten Etiopía en zonas de influencia económica.

Tras estos primeros focos de tensión, resueltos por la vía diplomática, Alemania va a poner a prueba a la Entente forzando situaciones críticas que fortalecerán las alianzas establecidas y conducirán inevitablemente a la Guerra:

1. Primera Crisis Marroquí. Guillermo II declara en Tánger (1905) su apoyo a la independencia marroquí, frente al propósito francés de establecer un protectorado apoyado por Inglaterra (que había conseguido vía libre en Egipto) y por España (con concesiones en el norte de Marruecos).Propósito: socavar la Entente, obtener ventajas territoriales y frenar la expansión francesa.Resultado: Conferencia de Algeciras (1906). Se acuerda mantener la independencia marroquí, pero también la preeminencia francesa en la zona. Se contempla por primera vez la posibilidad de una guerra abierta, por la agresiva política exterior alemana. La Entente Cordiale sale fortalecida, lo que se confirma un año más tarde con la entrada de Rusia (Triple Entente).

2. Crisis de Bosnia.En octubre de 1908 los austriacos ocupan Bornia-Herzegovina, hasta entonces administrada por Turquía, como respuesta al giro pro-ruso de los serbios (asesinato del rey Alejandro Obrenovich y sustitución por Pedro Karageorgevich) y favorecidos por el ascenso al poder de los Jóvenes Turcos.Resultado: Se llega al borde de la guerra, pero Rusia no puede intervenir por la debilidad de su ejército y Francia no la apoya debido a sus intereses económicos en el territorio. Se queda a la expectativa de desquite, con lo que se refuerza la posición de la Triple Entente.

3. Segunda Crisis Marroquí.Francia interviene en Marruecos, a petición del sultán, para solucionar desórdenes internos. Alemania le acusa de quebrantar el Acta de Algeciras y de no respetar el principio de puertas abiertas para las actividades económicas. En envío de un buque de guerra al puerto de Agadir va acompañado de exigencias territoriales.Resultado: Inglaterra apoya la posición de Francia, pero ésta se ve obligada a ceder una parte del Congo francés a cambio del reconocimiento del protectorado de Marruecos.

4. Crisis de los Balcanes.Tras el triunfo de Italia sobre Turquía en Libia y el traslado de la guerra a las islas del Egeo, parece llegado el hundimiento del Imperio Turco. Fases:- Primera Guerra Balcánica, 1912. Una liga balcánica (Serbia, Montenegro, Grecia y Bulgaria), apoyada por Rusia, derrota al ejército turco. Firma de los tratados de Lausana/Londres: cesión de Libia y el Dodecaneso a Italia, Independencia de Albania y reducción de la Turquía europea a Constantinopla y los estrechos.- Segunda Guerra Balcánica, 1913. El desacuerdo en el reparto de territorios provoca la guerra entre los vencedores: Grecia y Serbia (Apoyados por Rumanía y Turquía) frente a Bulgaria. Tratado de Bucarest: Bulgaria cede Macedonia a serbios y griegos, parte de Dobrudja a los rumanos y Adrianópolis a los turcos.

5. Crisis de 1914.Asesinato en Sarajevo (29 de junio) del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono austriaco. Detonante de la Primera Guerra Mundial.

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