martes, 25 de febrero de 2020

PRÁCTICAS PARA EL EXAMEN

Estas son las prácticas más importantes para el examen:

- Cuadro de la coronación de Napoleón y Josefina.
- Comentario de texto del Codigo Civil napoleónico.
- Comentario del mapa del Congreso de Viena.
- Comentario de texto de Louis de Bonald.
- Comentario de la independencia de Grecia.
- Comentario de cuadro: La libertad guiando al pueblo.
- Fotografía de Bismarck.
- Carta del embajador de Sajonia al gobierno británico.
- Comentario de Mazzini y dibujo de Garibaldi y Víctor Manuel.
- Comentario de Robert Owen sobre la Trade Union.
- Fotografía de la gran manifestación cartista.







En los Estados despóticos, donde el príncipe es propietario de todo el territorio, donde todo el comercio se realiza en nombre del Jefe del Estado y en su provecho, donde los particulares no tienen ni libertad ni propiedad, hay más jueces y verdugos que leyes; pero allí donde los ciudadanos tienen derechos civiles y políticos; allí donde el honor es valorado como cualquier otro bien, es necesario un cierto número de leyes para hacer frente a todo. Las diversas clases de bienes, los diversos géneros de industria, las diversas situaciones de la vida humana, demandan reglas diferentes…

Prólogo al código civil napoleónico. 1804.







En todo tiempo el hombre ha querido erigirse en legislador de la sociedad religiosa y de la sociedad política, y dar una constitución a la una o a la otra; pero yo creo posible demostrar que el hombre no puede dar una constitución a la sociedad religiosa o política de la misma manera que no se puede dar peso al cuerpo o extensión a la materia, y que muy lejos de poder constituir la sociedad, con su intervención el hombre puede impedir que la sociedad se constituya o, para expresarme con más exactitud, retardar el éxito de los esfuerzos hechos por la sociedad para alcanzar su constitución natural.


LOUIS DE BONALD. Teoría del poder político y religioso. 1796.


“Nosotros, descendientes de los sabios y nobles pueblos de la Hélade, nosotros que somos los contemporáneos de las esclarecidas y civilizadas naciones de Europa (...) no encontramos ya posible sufrir sin cobardía y autodesprecio el yugo cruel del poder otomano que nos ha sometido por más de cuatro siglos (...). Después de esta prolongada esclavitud, hemos decidido recurrir a las armas para vengarnos y vengar nuestra patria contra una terrible tiranía.
   La guerra contra los turcos (...) no está destinada a la obtención de ventajas para una parte aislada del pueblo griego; es una guerra nacional, una guerra sagrada, una guerra cuyo objeto es reconquistar los derechos de la libertad individual, de la propiedad y del honor, derechos que los pueblos civilizados de Europa, nuestros vecinos, gozan hoy”.

Asamblea Nacional Griega, 27 de enero de 1822. Proclamación de la independencia de Grecia.





“Pronto, dijo el estadista prusiano, me veré obligado a tomar la dirección del Gobierno de Prusia. Mi primera preocupación será organizar el ejército. Tan pronto como el ejército sea situado en condiciones de inspirar respeto, aprovecharé sin vacilar el primer y mejor pretexto para declararle la guerra a Austria, disolver la dieta alemana, sojuzgar a los estados menores y dar la unidad nacional a Alemania bajo el liderazgo de Prusia”.
Relato del conde Eckstadt, embajador de Sajonia en Londres. 1862.






Dos hombres se disputan hoy los destinos de Italia, dos sistemas: Garibaldi y Cavour (…)
Garibaldi sigue la vía directa; Cavour la oblicua. El primero está inspirado por la revolución; el segundo adopta la táctica oportuna para conseguir reformas. Cavour  pertenece a la aristocracia del país; Garibaldi ha nacido del pueblo. Cavour aborrece la intervención popular y busca el apoyo a su obra en una potencia extranjera: La Francia Imperial; Garibaldi busca la propia fuerza en Italia, en la fuerza de un país llamado a salvarse a sí mismo.
Mazzini. Sobre la unidad italiana. 1860.





Bajo el presente sistema, los ociosos, los inútiles y los viciosos gobiernan la población del mundo, mientras que los útiles y verdaderamente virtuosos, en la medida que este sistema permite a alguien virtuoso, sufren la humillación y la opresión de aquellos...
Hombres del trabajo, con costumbres sanas y virtuosas: nunca debierais someteros a esta situación. Yo no os aconsejaría que permitieseis que el ignorante, ocioso, presuntuoso y vicioso sea el dueño y señor del bienestar, las vidas y la felicidad de vosotros y de vuestras familias... Ahora vosotros poseéis el poder para forzarles a convertirse en vuestros esclavos y en un grupo social oprimido, tal como ellos han hecho con vosotros hasta el presente.
Trabajadores, productores de ciencia y de riqueza y de todo lo que en verdad tiene valor para la sociedad: unid vuestras fuerzas ahora para crear un nuevo modo de existencia humana justo; un Estado en el que la única rivalidad consistirá en ver quien puede producir mayor felicidad para la raza humana.

Discurso de Robert Owen (30 de marzo de 1834).




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