martes, 18 de febrero de 2020

Prácticas MOVIMIENTOS OBREROS



Charles Fourier. Plano prototípico de un falansterio.


A los superintendentes de fábricas y a aquellos individuos en general que por dar empleo a una población agrupada pueden fácilmente adoptar los medios para formar los sentimientos y el comportamiento de dicha población.
  Como ustedes, soy un fabricante que persigue un beneficio pecuniario. Pero habiendo actuado durante muchos años basado en principios en muchos aspectos inversos a aquellos en que ustedes han sido instruidos, y habiendo encontrado que mi proceder era beneficioso para otros así como para mí mismo, incluso desde un punto de vista pecuniario, quiero explicar estos valiosos principios, para que ustedes puedan compartir sus ventajas (…).
  (…)  verán que, desde el comienzo de mi dirección, consideré a los trabajadores, junto con los mecanismos y todas las otras partes del establecimiento, como un sistema compuesto por muchos elementos. Era mi obligación y mi interés combinarlos para que cada trabajador, así como cada resorte, cada palanca y cada rueda pudieran realmente cooperar con el fin de producir el mayor beneficio pecuniario para los propietarios.
  Muchos de ustedes han experimentado, en los procesos de fabricación, las ventajas de una maquinaria bien diseñada y bien construida. La experiencia también les ha demostrado la diferencia en los resultados entre un mecanismo limpio, bien cuidado y que siempre funcione correctamente, y aquel que está sucio, desordenado, sin los medios para prevenir la fricción innecesaria y que por lo tanto se deteriora y funciona mal.
  En el primer caso toda la economía y la dirección son correctas, cada operación se lleva a cabo con facilidad, orden y éxito. En el último caso, se produce lo contrario, la escena se presenta llena de retrasos, confusión e insatisfacción entre todos los agentes e instrumentos interesados u ocupados en el proceso general, cosa que seguramente creará grandes pérdidas.
  Por lo tanto, si dedicar el debido cuidado al estado de sus máquinas inanimadas puede producir resultados tan beneficiosos, ¿qué no puede esperarse si dedican la misma atención a sus máquinas vitales que están mucho más maravillosamente construidas?

Robert Owen. Prefacio al tercer ensayo de Una nueva visión de la sociedad, 1813.


Resulta evidente que el único modo de instaurar un régimen social adecuado al estado de las luces consiste en colocar el poder espiritual en manos de sabios positivos y el poder temporal en las de los jefes de la industria; pero es igualmente evidente que no es posible hacer pasar súbitamente el poder espiritual de las manos de los teólogos a las de los sabios positivos y el poder temporal de las manos de los nobles y de los burgueses ociosos a las de los jefes de la industria. Era pues necesario idear un plan que tuviera por objeto llevar a cabo la transición del antiguo régimen social.Henri de Saint-SimonEl catecismo de los industriales, 1823.



“(...) No hay absolutamente nada, en lo concerniente a los alimentos, que no esté regulado por la ley. Es la que admite o prohíbe un alimento cualquiera.
Un comité de sabios, instituido por la representación nacional, ayudado por todos los ciudadanos, ha hecho la lista de todos los alimentos conocidos, indicando los buenos y los malos, las buenas y las malas cualidades de cada uno...
La lista de los buenos alimentos así fijada es la República quien los hace producir por sus agricultores y sus obreros, y quien los distribuye a las familias...
Hace producir primero los necesarios, después los útiles, después los agradables y todos aquellos hasta donde sea posible.
Los reparte entre todos por igual, de manera que cada ciudadano reciba la misma cantidad de alimento que cualquier otro, si hay para todos, y que cada uno no reciba más que en su turno, cada año o cada día, si no hay más que para una parte de la población...
A las seis de la mañana, antes de empezar el trabajo, todos los obreros -es decir, todos los ciudadanos- toman en común en su taller un 
predesayuno muy simple, preparado y servido por el cocinero del taller.
A las nueve desayunan en el taller, mientras sus mujeres e hijos desayunan en sus casas. A las dos, todos los habitantes de la misma calle toman juntos, en un restaurante republicano, una de las comidas preparadas por uno de los restauradores de la República.
Y por la tarde, entre las nueve y las diez, cada familia toma en su propia habitación una cena preparada por las mujeres de la casa.
En todas las comidas el primer brindis es a la gloria del buen 
Icaro, bienhechor de los obreros, bienhechor de las familias, bienhechor de los ciudadanos”.Etienne CabetViaje a Icaria. 1840 (48).



Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productoras de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se han movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de estas fuerzas. Entonces se abre una época de revolución social. El cambio que se ha producido en la base económica trastorna más o menos lenta o rápidamente toda la colosal superestructura.C. Marx. Contribución a la crítica de la economía política. 1859. 


El obrero es propietario de su fuerza de trabajo mientras regatea, como vendedor de la misma, con el capitalista, y sólo puede vender lo que posee, su fuerza de trabajo individual, aislada. En modo alguno se modifica esta relación porque el capitalista adquiera 100 fuerzas de trabajo en vez de una, o ajuste contratos no con uno sino con 100 obreros independientes entre sí. Puede utilizar los 100 obreros sin hacer que cooperen. El capitalista, por consiguiente, paga el valor de 100 fuerzas de trabajo autónomas, pero no paga la fuerza de trabajo combinada de los 100. En cuanto personas independientes, los obreros son seres aislados que entran en relación con el mismo capital, pero no entre sí. Su cooperación no comienza sino en el proceso de trabajo, pero en el proceso laboral ya han dejado de pertenecerse a sí mismos. Al ingresar a ese proceso, el capital se los ha incorporado. En cuanto cooperadores, en cuanto miembros de un organismo laborante, ellos mismos no son más que un modo particular de existencia del capital. La fuerza productiva que desarrolla el obrero como obrero social es, por consiguiente, fuerza productiva del capital ()


Karl Marx. El Capital, tomo I. 1867.




En el marco de la producción capitalista, el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo tiene por objeto abreviar la parte de la jornada laboral en la cual el obrero tiene que trabajar para sí mismo, y precisamente por eso prolongar la otra parte de la jornada laboral, en la que aquél tiene que trabajar de balde para el capitalista.


Karl Marx. El Capital, tomo I. 1867.



“Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de lucha de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta.”

Marx y Engels. Manifiesto comunista, 1848.


"(..) La dictadura de clase del proletariado como punto de transición necesario para llegar a la supresión de las diferencias de clase, a la supresión de todo el régimen de producción sobre el cual reposan éstas, a la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a este régimen de producción, al trastocamiento de todas las ideas que emanan de estas relaciones sociales."

Marx. La lucha de clases en Francia, 1850.


"La clase trabajadora sustituirá, en el curso de su desarrollo, a la antigua sociedad civil por una asociación que excluirá a las clases y su antagonismo; y no habrá ya poder político propiamente dicho, puesto que el poder político es precisamente el resumen oficial del antagonismo en la sociedad civil."

Marx. Miseria de la Filosofía, 1847.


Si tuviese que contestar la siguiente pregunta: ¿Qué es la esclavitud? y respondiera en pocas palabras: Es el asesinato, mi pensamiento se aceptaría desde luego. No necesitaría de grandes razonamientos para demostrar que el derecho de quitar al hombre el pensamiento, la voluntad, la personalidad, es un derecho de vida y muerte, y que hacer esclavo a un hombre es asesinarle.
¿Por qué razón, pues, no puedo contestar a la pregunta qué es la propiedad, diciendo concretamente la propiedad es un robo, sin tener la certeza de no ser comprendido, a pesar de que esta segunda afirmación no es más que una simple transformación primera? (...)
Un autor enseña que la propiedad es un derecho civil, originado por la ocupación y sancionado por la ley; otro sostiene que es un derecho natural, que tiene por fuente el trabajo; y estas doctrinas tan antitéticas son aceptadas y aplaudidas con entusiasmo. Yo creo que ni el trabajo, ni la ocupación, ni la ley, pueden engendrar la propiedad, pues ésta es un efecto sin causa. ¿Se me puede censurar por ello? ¿Cuántos comentarios producirán estas afirmaciones?
¡La propiedad es el robo! ¡He ahí el toque de rebato del 93! ¡La turbulenta agitación de las revoluciones!

P.J. PROUDHON. ¿Qué es la propiedad?. 1840.


“Y cuando reivindicamos la libertad de las masas no pretendemos en absoluto abolir  ninguna de las influencias naturales de ningún individuo ni de ningún grupo de individuos que ejercen su acción sobre ellas. Lo que queremos es la abolición de las influencias artificiales, privilegiadas, legales, oficiales. Si la Iglesia y el Ejército pudieran ser instituciones privadas, nosotros seríamos indudablemente sus adversarios, pero no protestaríamos contra su derecho a existir. Pero protestamos contra ellos porque (…) sólo existen en efecto para el interés particular de las clases privilegiadas (…) con objeto de imponerse autoritaria, oficial y violentamente a las masas” .

M. BAKUNIN. Dios y el Estado. 1871.

1 comentario: